Angelica Barrios Angelica Barrios

No la busqué, ella llegó a mí.

Como las invitaciones maravillosas que tocan a la puerta sin aviso y te sorprenden.

La LNT llegó sin aviso previo. Un día al salir de casa, miré al cielo y lancé una pregunta: “Muéstrame el qué”.

Llevaba años transitando un camino de auto-indagación muy profundo y tenía un compromiso conmigo misma verdadero.

Hacia varios años que sentía que mi deseo genuino era encontrar un camino en el que pudiese aportar algo a la sociedad. Pero sabía que primero necesitaba empezar por mí.

Como no tenía claro cómo quería ponerme al servicio, decidí soltar la idea con la confianza en que en algún momento llegaría la respuesta perfecta para mí. Y así fue…

Así que volvamos a esa mañana en la que miré el cielo. Bien, esa misma tarde, fui a buscar a mi hija a la escuela y ella me pidió que fuésemos al parque con una amiguita suya.

Resulta, que la amiga iba acompañada por sus abuelos, a los que yo nunca había visto. Y eso que voy cada día por mi hija, pero ellos aún no estaban en mi campo de visión.

En el parque y mientras las niñas jugaban, conocí a los abuelos, una pareja dulce y abierta. Estamos hablando de la salud y entonces me contó la señora que estuvo muy mal hace poco por un dolor en la pierna y que hasta tuvo que empezar a usar muletas pero que ahora se sentía muy bien.

  • “Pero ya no las usa”, anoté.

  • “No, mira, he recibido una terapia que ni sé de qué se trata, yo que soy tan escéptica con esas cosas, pero ha funcionado y ya no ando con muletas y hasta se me ha ido el dolor”.

Obviamente, quería saber más y pregunté todos los detalles hasta descubrir que se trataba de la LNT. Nunca la había escuchado. No soy de las que busca formaciones nuevas y se apunta a todo lo que puede.

Esa noche, cuando mis hijas dormían, abrí el ordenador e investigué sobre La Nueva Terapia LNT. Algo en mi interior se estremeció y sentí que quería saber más. La próxima formación sería en un mes y sentí un deseo ferviente de hacerla. No tenía muy claro qué iba a pasar allí pero lo sentía en el pecho.

Era una certeza inexplicable que sólo viví hace unos años cuando vine a vivir a este pueblo, sin haberlo visitado antes y aquí estoy.

Sin embargo, ese no era mi momento. Vendría después. A esa formación a la que quise apuntarme, no pude ir. Nada se dio para que sucediera y otra vez, lo solté. Ya vendrá, si es para mí, me dije.

Así que me puse en la tarea de encontrar una terapeuta en mi zona para probar la terapia pero me quedaba muy lejos. Pero resulta, que la vida tenía algo mejor para mí.

Le compartí la información a una muy buena amiga, una mujer sabia que ha caminado este planeta más de 70 años, con la que he aprendido mucho en un trabajo constante sobre la mente egoíca y sobre mí misma.

Pero esto material es para otra historia…

Volvamos a mi amiga, que sin dudarlo, se lanzó a hacer la formación y en cuanto la terminó le pedí que me hiciese terapia. Durante 3 meses experimenté la LNT y los resultados no tardaron en emerger después de las primeras sesiones.

En ese entonces, atravesaba una situación personal que estaba en su pico máximo y que llevaba arrastrando más de 10 años. Era algo que no me permitía abrirme camino y avanzar. Tomaba toda mi energía y me agotaba.

Y claro, lo estaba creando yo al no resolver, al no soltar, al no cerrar algo que ya estaba caducado. Y aunque tenía la teoría, lo había observado y sentido, había algo que no terminaba de encajar, ese clic que es definitivo, no sucedía.

La LNT me dio mucha claridad y discernimiento. Puso luz en lo que yo no quería ver y me ayudó a accionar con determinación y firmeza. Confieso que fue un tramo duro, de esos que te llevan a las profundidades y te dan el impulso para re-nacer.

Entonces noté que me llenaba de fortaleza interior, la calma guiaba mis días, y esa confianza inamovible en la vida, que si la conoces, sabes de qué te hablo, empezaron a emerger con una fuerza poderosa e imponente.

Como resultado de mi transformación interna, mi exterior se transformó y empezaron a suceder a mi alrededor, eventos maravillosos. Entre ellos, que se dieran todas las circunstancias de forma a fácil y fluida para que pudiese hacer la formación y hoy esté aquí escribiendo cómo llegué a este camino que aún me pone la piel de gallina.

Leer más