Vertical - horizontal: Ordena tu presente.
El trazo de tu mapa te ayuda a identificar tu punto de referencia que es el Ser original, desde el punto del momento presente que es la experiencia física.
Cuando el eje se ordena, el día se aligera.
¿Te ha pasado elegir en automático y arrepentirte al instante? A mí también. Por eso uso este marco simple: vertical ↕ (Ser) y horizontal ↔ (día a día).
Señales de vertical desordenado:
Pensamientos en bucle, prisa, necesidad de convencer.
Señales de vertical ordenado: calma, paz, neutralidad, respiración consciente, escucha.
Practica:
Cuando te sientes desordenada observa y di: “esto es solo información. No me identifica” Respira 3 veces.
Pregunta: “¿Qué pide mi vertical ahora?”
Atiéndete.
Ejemplos:
Vertical pide descanso → Horizontal: apagar pantalla 20’ antes.
Vertical pide verdad → Horizontal: ¿desde qué lugar estoy actuando en este momento? ¿se siente coherente?
Tu vida no cambia con teorías, cambia con acciones alineadas.
Séptimo plano para “terrícolas”: guía simple.
El séptimo plano se refiere al campo cuántico. Descubre en esta guía simple cómo estás conectado a él y sus potenciales.
Antena, tablero y biblioteca de posibilidades.
Cuando digo “séptimo plano”, no hablo de un concepto esotérico inaccesible. Lo explico así: antena, tablero y biblioteca o campo cuántico.
Antena (línea vertical)
Tu eje. Cuando se ordena, hay calma y discernimiento. Sin antena, el ruido tapa la señal.
Tablero (línea horizontal)
Es toda la experiencia en este cuerpo biológico. La vida tal cual es: trabajo, pareja, hijos, decisiones. Donde se manifiesta el síntoma, la emoción o el conflicto.
Biblioteca o campo cuántico (séptimo plano)
Es el campo que contiene al Ser original en el que existen todas las posibilidades de sanación. Allí pido la información perfecta para ti, en el momento perfecto.
¿Qué llega de la biblioteca?
Pistas simples: información. Puede ser en forma de frase, sanación física, mental o espiritual. Claridad y coherencia.
¿Cómo lo integramos?
Sesión nocturna programada → medición a los 3 días → seguimiento semanal → prácticas en vigilia como las derivaciones.
No necesitas “creer”. Necesitas experimentar y observar.
¿Dónde está el origen? Dejar de perseguir el síntoma.
Hoy te comparto un ejercicio simple para conectar con los mensajes de tu cuerpo. Te llevará 30 segundos de tu día. ¡Disfrútalo!
El cuerpo no es el enemigo: es el mensajero.
Durante años intenté callar síntomas. Hasta que entendí algo: el cuerpo no pelea contra mí; me habla. Cuando dejo de perseguir el síntoma y escucho su mensaje, aparece un orden más profundo.
1) El mapa: vertical ↕ y horizontal ↔
Vertical (Ser Original): es la antena que recuerda quién eres cuando estás en el eje.
Horizontal (vida presente): el tablero donde ocurre lo cotidiano.
En este escenario, el síntoma suele gritar en el horizontal, pero su clave habita el vertical.
2) El mensajero: el cuerpo
Te propongo en este momento que hagas un escaneo breve (de pies a cabeza).
Ponte de pie y respira profundo 3 veces. Luego, nombra sin juzgar la palabra: MIEDO
Muy bien. Por 30 segundos, observa lo que aparece en el cuerpo. Sin juzgarlo, totalmente neutro. Respira mientras lo haces y al cabo de 30 segundos, suelta.
Primero creas un pensamiento y de allí surge una emoción que a su vez, crea una experiencia en el campo físico (cuerpo). Ahora puedes comprender el origen de los síntomas que muchas veces se convierten en enfermedad.
Cuando trabajo con la LNT conectamos con un campo cuántico donde existen todas las preguntas, respuestas y posibilidades. Desde allí, pido la información perfecta para tu ahora.
Tu cuerpo quiere ser escuchado.
¿Te resuena?
Agenda tu Sesión de claridad (20’) y vemos si abrimos tu contenedor 4–8 semanas.
No la busqué, ella llegó a mí.
Como las invitaciones maravillosas que tocan a la puerta sin aviso y te sorprenden.
La LNT llegó sin aviso previo. Un día al salir de casa, miré al cielo y lancé una pregunta: “Muéstrame el qué”.
Llevaba años transitando un camino de auto-indagación muy profundo y tenía un compromiso conmigo misma verdadero.
Hacia varios años que sentía que mi deseo genuino era encontrar un camino en el que pudiese aportar algo a la sociedad. Pero sabía que primero necesitaba empezar por mí.
Como no tenía claro cómo quería ponerme al servicio, decidí soltar la idea con la confianza en que en algún momento llegaría la respuesta perfecta para mí. Y así fue…
Así que volvamos a esa mañana en la que miré el cielo. Bien, esa misma tarde, fui a buscar a mi hija a la escuela y ella me pidió que fuésemos al parque con una amiguita suya.
Resulta, que la amiga iba acompañada por sus abuelos, a los que yo nunca había visto. Y eso que voy cada día por mi hija, pero ellos aún no estaban en mi campo de visión.
En el parque y mientras las niñas jugaban, conocí a los abuelos, una pareja dulce y abierta. Estamos hablando de la salud y entonces me contó la señora que estuvo muy mal hace poco por un dolor en la pierna y que hasta tuvo que empezar a usar muletas pero que ahora se sentía muy bien.
“Pero ya no las usa”, anoté.
“No, mira, he recibido una terapia que ni sé de qué se trata, yo que soy tan escéptica con esas cosas, pero ha funcionado y ya no ando con muletas y hasta se me ha ido el dolor”.
Obviamente, quería saber más y pregunté todos los detalles hasta descubrir que se trataba de la LNT. Nunca la había escuchado. No soy de las que busca formaciones nuevas y se apunta a todo lo que puede.
Esa noche, cuando mis hijas dormían, abrí el ordenador e investigué sobre La Nueva Terapia LNT. Algo en mi interior se estremeció y sentí que quería saber más. La próxima formación sería en un mes y sentí un deseo ferviente de hacerla. No tenía muy claro qué iba a pasar allí pero lo sentía en el pecho.
Era una certeza inexplicable que sólo viví hace unos años cuando vine a vivir a este pueblo, sin haberlo visitado antes y aquí estoy.
Sin embargo, ese no era mi momento. Vendría después. A esa formación a la que quise apuntarme, no pude ir. Nada se dio para que sucediera y otra vez, lo solté. Ya vendrá, si es para mí, me dije.
Así que me puse en la tarea de encontrar una terapeuta en mi zona para probar la terapia pero me quedaba muy lejos. Pero resulta, que la vida tenía algo mejor para mí.
Le compartí la información a una muy buena amiga, una mujer sabia que ha caminado este planeta más de 70 años, con la que he aprendido mucho en un trabajo constante sobre la mente egoíca y sobre mí misma.
Pero esto material es para otra historia…
Volvamos a mi amiga, que sin dudarlo, se lanzó a hacer la formación y en cuanto la terminó le pedí que me hiciese terapia. Durante 3 meses experimenté la LNT y los resultados no tardaron en emerger después de las primeras sesiones.
En ese entonces, atravesaba una situación personal que estaba en su pico máximo y que llevaba arrastrando más de 10 años. Era algo que no me permitía abrirme camino y avanzar. Tomaba toda mi energía y me agotaba.
Y claro, lo estaba creando yo al no resolver, al no soltar, al no cerrar algo que ya estaba caducado. Y aunque tenía la teoría, lo había observado y sentido, había algo que no terminaba de encajar, ese clic que es definitivo, no sucedía.
La LNT me dio mucha claridad y discernimiento. Puso luz en lo que yo no quería ver y me ayudó a accionar con determinación y firmeza. Confieso que fue un tramo duro, de esos que te llevan a las profundidades y te dan el impulso para re-nacer.
Entonces noté que me llenaba de fortaleza interior, la calma guiaba mis días, y esa confianza inamovible en la vida, que si la conoces, sabes de qué te hablo, empezaron a emerger con una fuerza poderosa e imponente.
Como resultado de mi transformación interna, mi exterior se transformó y empezaron a suceder a mi alrededor, eventos maravillosos. Entre ellos, que se dieran todas las circunstancias de forma a fácil y fluida para que pudiese hacer la formación y hoy esté aquí escribiendo cómo llegué a este camino que aún me pone la piel de gallina.
Una pausa para observar los síntomas y la mente…
No ERES la enfermedad. El síntoma no te representa ni te define. Te cuento más en este post.
He acompañado diferentes tipos de procesos a distancia y presencial. Personas con culturas y estilos de vida diversos. Niños y adultos con todo tipo de síntomas físicos que algunos, arrastraban desde hacía años.
En la mayoría de los casos, en particular los adultos, noto que por uno u otro motivo, se “acostumbraron” a convivir con el dolor, el sufrimiento y el no bienestar. Lo tenían normalizado y más aún, los definía.
“Soy asmático, soy alérgico, soy ansioso, soy, soy, soy …”
Acallamos el llamado del cuerpo con medicinas de todo tipo, incluidas las fórmulas más naturales y decidimos alojar la enfermedad bien sea física, mental o emocional en nuestro ser.
Evadimos los mensajes que envía el cuerpo, en forma de síntomas, que nos perturban en nuestro día a día y nos impiden de gozar de la vida con plenitud.
¿Por qué? o ¿para qué? La enfermedad nos da algo a cambio, nos mantiene en el lugar de víctimas y justifica todo aquello que nos sucede. Bajo esta conducta yace una creencia de no merecimiento y de rechazo a la vida.
¿Es posible cambiarlo? Sí. Podemos transformar los pensamientos limitantes que hemos asumido como verdades absolutas, y a las que les hemos dado tanto significado, que creemos que somos aquello que pensamos.
Confrontar esta verdad no es cómodo y transformarlo requiere de un compromiso interno verdadero.
Lo maravilloso y mágico sucede cuando nos lanzamos con cuerpo y alma a vivir la aventura de la auto indagación. Cuando nos damos la oportunidad de ser el observador de nuestra propia película, de experimentar las emociones sin juzgarlas y les permitimos hacer el movimiento de ola en nuestro cuerpo.
Entonces nos conectamos con el momento presente y empezamos a deleitarnos con una forma de vivir diferente. Aprendemos a identificar cómo funciona nuestra mente, sus propuestas y el poder que les hemos dado.
Poco a poco notamos una transformación auténtica que nos permite vivir desde la conciencia y la plenitud, incluso en aquellos momentos que al parecer, son retadores.
¿Te animas? Este camino no tienes por qué hacerlo sola o solo, te acompaño en cada paso.